Estamos en un año muy especial para los amantes del JAZZ y por lo tanto para la comunidad Swing.
Hace exactamente 100 años que Louis Armstrong nos dejó sus primeros registros sonoros.

En 1922, Louis Armstrong deja su New Orleans natal para acudir a la llamada de su mentor, Joe “King” Oliver, que le necesitaba como cornetista de apoyo en su formación, la Creole Jazz Band. Oliver llevaba unos años asentado en Chicago encargado de difundir (junto a otros músicos y formaciones, negras, blancas y criollas) este nuevo estilo musical derivado del ragtime que llamaban JAZZ, y necesitaba a Armstrong porque estaba pasando por un mal momento, estaba padeciendo una gingivitis que le dificultaba poder tocar la corneta con la soltura que quisiera y necesitaba a alguien que pudiera complementarlo para que el espectáculo que daban no se resintiera. Así que le mandó a su antiguo pupilo, Armstrong, un telegrama y un billete de ida para Chicago y este no se lo pensó, de hecho, comentaba que solo saldría de New Orleans si se lo pedía su “Papa” Oliver, como él le llamaba.

En primavera de 1923, con la banda totalmente en activo y con una fama creciente en la Ciudad del Viento (Chicago) decidieron inmortalizar algunos de sus temas y para ello se desplazaron a unos modestos estudios localizados en la vecina Richmond (Indiana), a unos 400 km, los estudios de Gennett Records.

La banda en aquel momento la formaban, además de King Oliver y Armstrong en las cornetas, Honoré Dutrey en el trombón, Johnny Dodds con el clarinete, su hermano “Baby” Dodds en la batería, Bill Johnson en el contrabajo y, la que poco después se convertiría en la mujer de Armstrong, Lil Hardin, con el piano.

VÍDEO: King Oliver’s Creole Jazz Band – Dipper Mouth Blues (1923)

En aquella época los discos se grababan en cera (heredero directo de los cilindros de cera que se usaban anteriormente), y se copiaban en un material tipo gomalaca (shellac en inglés) aunque popularmente les decimos discos de pizarra (por su similitud con este material). En 1923 aún no se usaban micrófonos, todo el proceso de grabación era físico y acústico. La sala debía estar aislada lo mejor posible del exterior, tanto acústicamente (al lado de los estudios pasaba una línea ferroviaria y el paso de los trenes solía invalidar las grabaciones, había que repetir el proceso) como térmicamente, ya que se necesitaban muy altas temperaturas en el interior de la sala para poder moldear el disco de cera que se usaría como soporte de grabación, si la temperatura era más baja de lo necesario, el disco se solidificaba y no podía grabarse.

El proceso era el siguiente. La banda, al completo se colocaba en un lugar de la sala, los músicos se distribuían, en función de la potencia del sonido que emitiera cada uno, más o menos cerca del receptor. Este receptor era un cono enorme (como la campana de un gramófono, pero mucho más grande) conectado a una aguja que apoyaba sobre el disco de cera, este estaba en una superficie que lo hacía girar a unas revoluciones concretas (78rpm). Las vibraciones producidas por los músicos y recogidas por la campana se transmitían a la aguja que iba realizando el correspondiente surco en el disco de cera (calentito y moldeable). Una vez acabada la grabación, se aireaba y refrescaba el estudio, se esperaba que el disco de cera solidificara del todo y se usaba como molde para nuevos discos en gomalaca.

Un par de datos curiosos con relación a estas primeras grabaciones de Armstrong. Aunque fueron varios días de grabación, la banda no se alojó en Richmond, volvía a Chicago al final de la jornada. El motivo era que en esa ciudad el KKK era bastante activo y no era seguro para ellos quedarse a dormir. Por otra parte, debido a la poca sensibilidad de la campana grabadora, era complicado grabar una batería (demasiado ruido) así que Baby Dodds se conformó con alguna pequeña percusión, no el set completo. Del mismo modo, las frecuencias tan graves del contrabajo eran complicadas de grabar, por ese motivo Bill Johnson grabaría con el banjo, para poder marcar bien la sección rítmica. Sobre este punto hay cierta controversia, hay quien dice que en realidad el que toca el banjo en estas grabaciones es Bud Scott, que recientemente había comenzado a participar en la formación, aunque Louis Armstrong siempre dijo que Johnson participó en esa grabación.

Por último, en la grabación del clásico Dippermouth Blues (original de Oliver y que hace referencia a la enorme boca de Louis Armstrong), se puede escuchar al final a Bill Johnson (asumiendo que fuera él) gritar durante un break en el que se suponía que tocaría Baby Dodds, pero se le pasó: “Oh! Play That Thing!”, aunque este arreglo no estaba previsto, el resultado se quedó y ese grito se convertiría en parte imprescindible del tema, siendo reproducido en las siguientes versiones que se fueron grabando, incluso en la recreación del tema por parte de Don Redman (con la Fletcher Henderson Orchestra que incluía a Louis Armstrong en ese momento, 1925) que renombró Sugar Foot Stomp.

Así pues, aquí tenéis los primeros registros sonoros del gran Louis Armstrong, aunque en segundo plano, ya que el protagonista del momento era otro de los grandes, no por nada lo apodaban “King”, Joe King Oliver.

Un artículo de: Toni Barea Bernal

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La Comarca del Swing – Algeciras (Cádiz)